Ver mundos que parecen labrados en azúcar, pasteles y caramelos todavía impresiona. Desde que Ralph el Demoledor salió en 2012, la parte de “Sugar Rush” casi literalmente saltó de la pantalla, saturada en color, estaba cargada de energía (eso seguro). Ahora, no resulta raro encontrarse ese universo reimaginado en fan arts, fotos de perfil, hasta en presentaciones corporativas.
Más de uno lo identifica ya como referencia visual si el reto es armar ambientes vibrantes, alegres, sí, pero que además se queden en la retina. Shutterstock, al menos, reportó que “sugar rush” como término de búsqueda para ilustraciones y gráficos subió algo así como 27% entre 2021 y 2023. Suena a datos sólidos, aunque a veces las estadísticas pueden no decirlo todo. Está claro que este llamativo look seduce tanto a diseñadores de oficio como a quienes apenas empiezan a experimentar.
Claves visuales detrás de Sugar Rush
Cuando se habla de imágenes inspiradas por Sugar Rush, lo primero (o casi) que salta es la paleta saturada. El rosa, a veces neón, otras pastel, termina casi omnipresente; igual hay destellos de azul eléctrico, violeta, verde lima y esos toques de naranja que no cualquiera se anima a usar. ¿Ejemplos? Puntos polka gigantes, rayas que se enrollan como caramelos de la tienda de la esquina.
Este tipo de estética, bastante rastreada en bancos de imágenes de uso global, suma donas, cupcakes, paletas y nubes de algodón como si llovieran o explotaran mini fuegos artificiales de azúcar. Y las tipografías: más de una con aires retro setenteros, además de letras voluminosas y efectos brillosos, a veces casi caricaturescos, dándole cierto aire juguetón a títulos y etiquetas. Todo acabó dejando una atmósfera traviesa y fácil de identificar, que parece funcionar particularmente bien para marcas de dulces o cualquier fiesta.
Paletas y texturas en el universo digital
El estilo visual de mundos como sugar rush online destaca por su uso controlado de saturación y contraste. Sin buscar confundir: la idea surgió, al parecer, pensando en cómo sería esa sobrecarga sensorial después de comer muchos dulces. Curiosamente, funciona casi igual de bien para banners, plantillas o gráficos en páginas web. Hay texturas que alternan nubes de algodón partidas en dos colores, o lluvias de arcoíris sobre fondos más bien planos; todo esto se ha vuelto bastante común en recursos para diseñadores.
Según Freepik, patrones llenos de caramelos explotando y gamas de mil colores figuraron entre los vectores más descargados el año pasado en “fantasía”, al menos es lo que dicen. ¿Animaciones? El truco, si se le puede llamar así, parece estar en sumar elementos que caen sin parar: pelotitas de chicle, confetti de caramelos, lo que sea que mueva la mirada de quien ve el video, segundo a segundo.
Consejos técnicos para crear ambientes positivos
Hacer un mundo estilo sugar rush, en serio, no va de sólo poner color donde caiga (aunque tentador sí es). Hace falta algo de criterio cuando se mezclan tonos neón con pasteles; si no, puede resultar demasiado estridente o en un caos visual que nadie pidió. La saturación, en buena medida, ayuda a que todo quede divertido pero sin llegar a distraer. Fan-arts y rediseños de la película, según Adrigummi (2013), suelen apoyarse mucho en esa armonía entre colores para lograr un efecto simpático.
Repetir ciertos motivos, como caramelos que “explotan” en serie, sugiere movimiento, profundidad, y engancha sobre todo si se trata de videojuegos ligeros o animaciones para redes sociales. Meter letras en 3D suele sumar volumen y esa pizca interactiva, mientras que los patrones desenfadados (rayas torcidas, confetis de puntos) dan algo de coherencia cuando se producen empaques, cuadernos o piezas de papelería con ese look.
¿Y hacia dónde va el estilo sugar rush?
Puede que no sea solo una simple moda. O al menos, algunos estudios de diseño parecen convencidos de que estos detalles “golosos” seguirán colándose en campañas de marketing, marcas personas y hasta en experiencias virtuales.
Se ven ejemplos: paquetes de íconos listos para tiendas online, carteles para ferias o colecciones de vectores gratuitos que, si las cifras de Shutterstock se toman como referencia, circulan ya por más de cien países.
La mayor ventaja, probablemente, estaría en su flexibilidad: este lenguaje visual se ajusta tanto a versiones planas como hiperrealistas, mezcla cultura pop, recuerdos y hasta logra atraer a dos públicos que raramente se cruzan, niños y adultos nostálgicos. Durante 2024, parece estar consolidándose como fórmula para transmitir energía positiva (o sencillez tentadora) casi al instante.
El estilo sugar rush, bien mirado, tienta a jugar con la saturación, formas imprevisibles y un sentido lúdico del diseño. Pero ojo, no hay que dejarse llevar por el impulso inicial; mantener el equilibrio importa, porque el exceso tiende a cansar (sí, incluso lo dulce). Repetir formas y elegir paletas con intención aporta riqueza y mantiene atrapado al espectador, aunque siempre cabe preguntarse cómo evitar que el universo visual termine saturado antes de tiempo.